Decálogo del mentiroso

  •  Al igual que al mentiroso patológico nadie le cree aun cuando esté diciendo la verdad, al buen mentiroso se le cree incluso aunque diga una mentira. Cría fama y échate a dormir: el buen mentiroso sabe que debe conservar su buena fama de persona sincera y solo miente cuando es estrictamente necesario.
  •  Es requisito indispensable del buen mentiroso tener una buena memoria, no hay nada más bochornoso que ser cogido en la mentira después de unos días. Por ello el buen mentiroso evitará dar detalles innecesarios y solo se limitará a los básicos, aquellos que mienten dando demasiados detalles son cogidos fácilmente en la mentira.
  • El buen mentiroso cuidará sus gestos y actitudes en el momento de actuar: tocarse el cabello, la nariz, la boca, mirar fijamente a la otra persona, mirar hacia abajo, recoger migas inexistentes, sonreír demasiado, entre otros, son gestos que a la legua se interpretan como “te estoy mintiendo”
  •  El buen mentiroso no se creerá sus mentiras, eso es patológico. El buen mentiroso conoce todo el tiempo sus mentiras y las identifica como tales. El buen mentiroso sabe que está mintiendo, engañando a diferencia del mitómano que lo hace de manera compulsiva.
  •  El buen mentiroso no dejará cabos sueltos, el ejercicio del arte implica que la obra se realice con la mayor perfección, es un artista y debe ser de los mejores. La mentira se debe construir sólida, sin agujeros que permitan lugar a la duda.
  •   El buen mentiroso no tapará una mentira con otra, por ello es indispensable manejar a la perfección el punto 5, la mentira debe concordar en tiempo, persona y lugar
  •   El buen mentiroso dirá sus mentiras él mismo y no involucrará a nadie más diferente a la víctima en ellas.
  • El buen mentiroso conservara la calma cuando probablemente sea cogido en la mentira. Debe recordar que muchas veces las personas sacan verdades con mentiras cuando no están seguras. Es necesario entonces identificar si la persona está mintiendo o no, el buen mentiroso debe estar en la capacidad de identificar a sus colegas.
  •  El buen mentiroso es susceptible de mejorar cada vez más, el ejercicio del arte no es tan simple como parece y requiere práctica, paciencia y un buen ejercicio de razonamiento. El tiempo es el mejor maestro.
Finalmente, el buen mentiroso debe ser responsable de sus mentiras y en el caso de que resulte pillado aceptar que la embarró. Nada de caer en el juego “niégalo hasta morir” o “fue una mentira piadosa” o “lo hice porque me ofrecía tanto” el buen mentiroso sabe que no hay mentiras grandes ni pequeñas, todas son iguales.

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